martes, 31 de julio de 2007

de ancianas y gatos



















1. AYUNTAMIENTO. INTERIOR. DIA

Ventanilla de Registro de la administración. La funcionaria atiende a una enorme cola de ancianas. Con los brazos apoyados en la mesa, el bolígrafo en la mano derecha, está revisando unos papeles y haciendo muecas de desagrado.

FUNCIONARIA: (Tajante) Vamos a ver, esta solicitud no se puede llevar a trámite, señora.


ANCIANA 1: ¿Por qué?

FUNCIONARIA: Pues porque no cumple los requisitos.

ANCIANA 1: ¿cómo que no? Soy mayor de 65 años.

FUNCIONARIA: Si, ya lo veo, tiene 72. El de la edad lo cumple,(alza la cabeza y mirando a la anciana) pero ¿qué pasa con los demás?

ANCIANA 1: Vivo en Valencia.

FUNCIONARIA: Vale, ése también. Pero usted solicita la calle Ayora, esquina Chiva y esa zona ya la tenemos cubierta. De entrada, esa manzana ya no se le puede asignar.

ANCIANA 1: Bueno, pues me da otra que pille por el barrio que con lo de la artrosis poco puedo andar. (melancólica) Te vas haciendo mayor y cada vez puedes menos, con lo que yo he sido, siempre de aquí a allá.


FUNCIONARIA: Bueno, bueno, no se me empiece a quejar que aquí no estamos para eso. El problema fundamental es el de la renta.

ANCIANA 1: ¿Qué pasa con mi renta?

FUNCIONARIA: Pues que es alta. (un poco enfadada) Se sale del baremo. Con esta pensión se puede usted permitir viajar con el IMSERSO, ir a Benidorm o a Marina D’or.

ANCIANA 1: Pero (en tono lastimero) es que a mi viajar no me gusta.

FUNCIONARIA: Ya, pero es que dar de comer a los gatos es para las pensiones no contributivas o muy bajas. No se le puede dar la licencia si no cumple con los requisitos.

En la cola, las demás ancianas se empiezan a impacientar y a murmurar

ANCIANA 2: (le increpa a anciana 1) Señora, es que... aquí se viene a cosa hecha, no a consultar.


ANCIANA 3: ¡Que me he dejao el puchero puesto! (girándose le dice a la de detrás) como pensaba que sólo sería entregar la solicitud.

La funcionaria empieza a dar toquecitos en la mesa con el bolígrafo

ANCIANA 1: ¿Y no podría haber más gatos por manzana?


FUNCIONARIA: Pues no, señora. No se ponen más porque falta no hacen.

ANCIANA 1: No diga eso que las ratas...

FUNCIONARIA: (Impacientándose, le corta tajante) Vamos a ver, señora, ratas no hay. El Excelentísimo Ayuntamiento ya se encarga de que no las haya gracias a su Servicio de desinsectación, desratización y desinfectación. Si el Excelentísimo Ayuntamiento pone gatos callejeros es para que ustedes se distraigan dándoles de comer pero, falta, lo que se dice falta, no hacen. ¿La apunto para el baile?

ANCIANA 1: (indecisa) No sé, el baile, con un señor que no conozco, que tienen la mano muy larga, no sé, no me hace mucha gracia.

FUNCIONARIA: Puede también bailar con una amiga (subiendo un poco el tono de voz ya enfadada) Y si no, haber tenido hijos, que ahora estaría de lo más entretenida cuidando a los nietos todo el día mientras sus hijos trabajan. Claro, como no tienen ustedes cultura del ocio, no saben que hacer a estas edades. También puede ir al Ateneo a jugar a las cartas, las salas son separadas, los hombres por un lado y las mujeres por otro.

La cola empieza a alterarse, el murmullo es mayor

ANCIANA 4: Venga señora, que no tenemos toda la mañana.


ANCIANA 5: Elija otra cosa, mujer.

La funcionaria junta las manos y mirándola seria le dice:

FUNCIONARIA: ¿Qué? ¿qué hacemos? Mire como se me está poniendo la cola.


ANCIANA 1: ¿Y mirar las obras?

FUNCIONARIA: Mirar las obras no, eso es también para pensiones bajas o no contributivas, además, es más de hombres pero (mordiendo el bolígrafo) si le gusta mirar (se queda pensativa) ¿que le parece el cine? Le hacen descuento en todos por ser jubilado y si que cumple todos los requisitos.

ANCIANA 1: El cine (dubitativa)

La cola empieza a animarla

ANCIANA 3: Si mujer, que eso es muy distraído.


ANCIANA 4: Y con el autobús llega en un momento.

La funcionaria le apremia


FUNCIONARIA: Venga, ¿se lo tramito?

ANCIANA 1: Vale, probaremos a ver.




FUNCIONARIA: Ya verá como le gusta (Mirándola a la cara, cuña los papeles)

Se ve la mesa con la solicitud y el cuño.


A Raúl

martes, 3 de julio de 2007

reciclaje





¡Clonk! ¡Clonk! es el ruido que hacen las llaves de Juan al abrir la puerta de su hogar conyugal. Dos vueltas, como cierra siempre Luisa aunque esté en casa, para que no entren los malos. “Precaución” dice ella, “Paranoia” lo llama Juan.

_ Juan ¿eres tú?_ tiene por costumbre preguntar desde cualquier lugar de la casa Luisa al oír ese ruido irritando así a su esposo pues sólo ellos dos tienen llaves de la casa.

_ No, soy el vándalo que ha robado las llaves y la cartera a Juan y que, al ver la foto de una preciosa mujer en ella, viene a comprobar con sus propios ojos, que no los de otro, si es verdad que existe semejante diosa o es producto de una alucinación_ contesta Juan cambiando la voz.

Luisa se ríe mientras le da vueltas al pisto que está preparando en la cocina. Se seca las manos en el delantal y sale al encuentro de su amado con una enorme sonrisa que queda congelada al ver el animal de compañía que trae su media naranja. La sonrisa ya descongelada da lugar a una mueca de disgusto que rápidamente muda a una cara que exige una explicación.

_ ¿Y eso?

"Eso" hace referencia al enorme perro de porcelana que Juan lleva en sus brazos y que, dando dos pasos más, deposita ante los pies de Luisa.

_ Esto, cariño, es un perro de porcelana. ¿Verdad que es precioso?

_ Ya se que es un perro_ le contesta airada_ lo que quiero decir es ¿qué hace ese perro en nuestra casa? No pretenderás colocarlo en algún rincón, que te veo venir.

_ Cariño, es que como los niños no paran con que quieren un chucho, he pensado que estaría bien comprar éste para ponerlo en el recibidor o en el salón_ le replica Juan con un tono tan dulce que no parece él.

_ ¿Pero tú te crees que los niños son tontos? Ellos lo que quieren es un perro de verdad para jugar con él, no uno de porcelana que no hace nada y que a la mínima se puede romper_ moviendo los brazos cual Sofia Loren en “Matrimonio a la italiana”_ además, eso de que lo has comprado_ hace una pausa mientras inspecciona el objeto_ no me mientas que sabes que me da un coraje…_ mirándole fijamente a los ojos y señalando la pata del ficticio animal_ esto está cascado. ¿No lo habrás cogido de la basura?

Juan evita la mirada con el silencio del que calla otorga. Pero Luisa con una mano en la frente, otra en el pecho y mirando al cielo empieza una verborrea que durará varios minutos.

_ ¡Dios mío! ¿Qué he hecho yo para merecer esto? ¿Por qué este hombre tiene que recoger todo lo que se encuentra?_ gira la cabeza para mirarle a los ojos y exclamar con ira_ ¡Diógenes! ¡que eres un Diógenes! ¡y con cuarenta años!_ vuelve a alzar la vista hacia el techo_ Si esto es así ahora, no quiero pensar cuando sea viejo_ clavando ahora su mirada en él, le amenaza_ igual no estamos ya juntos, hasta que la basura nos separe debía haber dicho el cura aquel maldito día.

Juan sigue cabizbajo. No se atreve a rechistar porque sabe por experiencia que eso enfurecería más a Luisa y se arriesga a dos días de huelga de sentimientos caídos.

_ Escúchame bien Juan porque no te lo voy a repetir más veces_ apuntando con el dedo índice_ o el perro o tú_ desafiante_ pero los dos no cabéis en esta casa.

_ ¿Y si me lo llevo al trabajo?_ titubeando.

_ Por mi te lo puedes llevar donde quieras pero que desaparezca de mi vista ¡Ya!