Había visto anunciado en la cartelera que Micah P. Hinson tocaba en el colegio Mayor Luis Vives el Martes, 24 de mayo de 2005 a las 20h. No lo conocía de nada, ni siquiera me bajé alguna canción para ver de que iba, pero me dio buen rollo y decidí ir pues me gusta el factor sorpresa y no tener muchas referencias. A veces sale bien, a veces sale mal.
Como no trabajo por la tarde, llamé a un colega y nos fuimos a Blasco Ibañez en uno de los autobuses urbanos que la EMT tiene a disposición de todos valencianos previo pago del precio público correspondiente a saber, billete sencillo 1.10 €, en bonobus más barato (para los jubilados gratis si se sacan el Bono Oro). No recuerdo cual fue la modalidad elegida pero si puedo decir que fuimos cómodamente sentados en los asientos del final del autobús, asientos estos que siempre me traen recuerdos de excursiones escolares de mi niñez y así pues, cargada de nostalgia, bajé del autobús.
La sala estaba llena pero pude hacerme un hueco en la primera fila de los que estaban de pié al fondo. Salieron tres muchachos a escena. El batería era muy gracioso con su pelo largo recogido con un ganchito, el bajo parecía más mayor y el cantante llevaba una gorra que le tapaba un poco la cara (parecía mayor) y vaqueros viejunos y caídos. Empezaron a tocar y del cantante salió una voz que, desde la primera nota, ya me puso los pelos como escarpias. Sonaban muy bien. Micah en algunas canciones rugía. Mi cuerpo temblaba. La música se me metió en él. Nunca antes me había pasado algo así con un grupo que no conocía de nada (un poquito con Rinocerose pero ni punto de comparación). Una experiencia mística. Ahora entendía a Santa Teresa de Jesús... Vivo sin vivir en mí y de tal manera espero que muero porque no muero... Entré en éxtasis pero sin química de por medio, todo natural. El final fue apoteósico. Micah se volvió loco, rugiendo y moviéndose como si estuviera poseso cuando cantó DON,T YOU (PART 1 & 2). Fue muy emocionante.
Al salir los vimos. me di cuenta de que Micah era un chiquillo y no entendía cómo podía salir de su cuerpo juvenil semejante voz. Le di dos besos a cada uno y, como el inglés se me hace boloncho en la tráquea, empecé a gesticular para expresar lo que me había gustado y que me habían dado calambres en el corazón con su música.
Ya en la calle mi cuerpo temblaba de emoción, tenía la impresión de haber estado en algo grande. Había sido una revelación. Le dije a un amigo que se bajara el CD MICAH P. HINSON AND THE GOSPEL OF PROGRESS (que es el que más me gusta porque todos son hits) y que me lo grabara. Empecé a escucharlo hasta la saciedad. Ya era una fan pero lo mejor estaba por venir.....
FIN DE LA PRIMERA PARTE
EN EL PROXIMO CAPÍTULO:
Siguiente concierto y de cómo sentí la llamada de Micah.
Como no trabajo por la tarde, llamé a un colega y nos fuimos a Blasco Ibañez en uno de los autobuses urbanos que la EMT tiene a disposición de todos valencianos previo pago del precio público correspondiente a saber, billete sencillo 1.10 €, en bonobus más barato (para los jubilados gratis si se sacan el Bono Oro). No recuerdo cual fue la modalidad elegida pero si puedo decir que fuimos cómodamente sentados en los asientos del final del autobús, asientos estos que siempre me traen recuerdos de excursiones escolares de mi niñez y así pues, cargada de nostalgia, bajé del autobús.
La sala estaba llena pero pude hacerme un hueco en la primera fila de los que estaban de pié al fondo. Salieron tres muchachos a escena. El batería era muy gracioso con su pelo largo recogido con un ganchito, el bajo parecía más mayor y el cantante llevaba una gorra que le tapaba un poco la cara (parecía mayor) y vaqueros viejunos y caídos. Empezaron a tocar y del cantante salió una voz que, desde la primera nota, ya me puso los pelos como escarpias. Sonaban muy bien. Micah en algunas canciones rugía. Mi cuerpo temblaba. La música se me metió en él. Nunca antes me había pasado algo así con un grupo que no conocía de nada (un poquito con Rinocerose pero ni punto de comparación). Una experiencia mística. Ahora entendía a Santa Teresa de Jesús... Vivo sin vivir en mí y de tal manera espero que muero porque no muero... Entré en éxtasis pero sin química de por medio, todo natural. El final fue apoteósico. Micah se volvió loco, rugiendo y moviéndose como si estuviera poseso cuando cantó DON,T YOU (PART 1 & 2). Fue muy emocionante.
Al salir los vimos. me di cuenta de que Micah era un chiquillo y no entendía cómo podía salir de su cuerpo juvenil semejante voz. Le di dos besos a cada uno y, como el inglés se me hace boloncho en la tráquea, empecé a gesticular para expresar lo que me había gustado y que me habían dado calambres en el corazón con su música.
Ya en la calle mi cuerpo temblaba de emoción, tenía la impresión de haber estado en algo grande. Había sido una revelación. Le dije a un amigo que se bajara el CD MICAH P. HINSON AND THE GOSPEL OF PROGRESS (que es el que más me gusta porque todos son hits) y que me lo grabara. Empecé a escucharlo hasta la saciedad. Ya era una fan pero lo mejor estaba por venir.....
FIN DE LA PRIMERA PARTE
EN EL PROXIMO CAPÍTULO:
Siguiente concierto y de cómo sentí la llamada de Micah.
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